Recordar es volver a vivir….

Se nos fue, sin ruido, no me enteré del triste suceso; de ese triste día de 23 de Octubre de 2013.

Por eso, intentamos recurrir a los Libros donde hay reseñas de no solo quizás el mejor montador de ahogadas, sino también a un grandioso pescador, fino como las truchas que pescaba.

Cuando nos metimos en este Deporte, ya habíamos escuchado conversaciones donde su nombre se mentaba; más adelante comenzaron a llegarnos informaciones de los sistemas de pesca, y escuchamos que uno de los métodos preferidos era la pesca a mosca ahogada.
Abríamos los ojos y los sentidos para intentar recoger pequeños retazos de conversaciones y así llegó el momento de conocer dichas moscas.
Por aquel entonces, me llega un libro que ha tenido mucho que ver en mi desarrollo como pescador, era el Libro del Dr. D. Jesús Pariente “En torno al Manuscrito de Astorga y la pesca de la trucha en los ríos de León”; y en este hermoso Libro imposible de encontrar hoy en día, vimos las primeras moscas ahogadas en fotografía, confeccionadas por Bernardo Alonso e Isaías Martín.

También fueron descritos por el autor del Libro y ahí comenzó mi andadura, copiando a Bernardo, y proponiéndome hacer eso que no me parecía difícil, y así comencé, hacía aquellas moscas sin saber el procedimiento de montarlas, compre moscas, deshice muchas y conseguí llegar a que se vieran aceptables a la vista, no así a la calidad y fortaleza que implicaban su duración, no me desanimé y llegó el día que ya resistían las embestidas de nuestras truchas, no se descolgaban los cuerpos, ni se soltaban las plumas que formaban las alas pero lo mejor es que pescaban a pesar de estar confeccionadas en anzuelos mucho más grandes que los que usamos hoy.

Para mí, sin haberle tratado mucho, fue mi Maestro sin él saberlo, y he tenido el respeto que debía a esta persona, tan conocida que seguramente no quede nadie que no sepa quién era.

Hablar de Bernardo era hablar de un pilar muy fuerte en la Historia de pesca a la leonesa, cuantas moscas montó en su vida, cuantos modelos tan apreciados y estimados, mas allá de nuestra Tierra y de nuestros Ríos.

En el V Encuentro de Pescaleón celebrado en Boñar, tuvimos tiempo de conversar un momento y de hablar de otros compañeros que se fueron, pasando a engrosar las filas de “pescadores licenciados” como escribía D. Ordoño Llamas Gil y que hoy estarán pescando todos juntos aquellos ríos infinitos, a ellos a Él, les recordamos, pues muchos de ellos han dejado una huella difícil de borrar.

Y ahora os dejo una pequeña reseña de su fama bien ganada de pescador que siempre usó, sus famosas ahogadas; cosechando triunfos difíciles:

El primer campeonato Nacional de pesca de la trucha, que se celebró en España, lo fue en 1956 en Lugo y los leoneses se clasificaron en tercer lugar por equipos. Este equipo estaba formado por los tres primeros clasificados del primer Campeonato Regional que se celebró en Crémenes (Río Esla) y que fueron 1º Bernardo Alonso  con 56 truchas, 2º Alfredo Casasola Falagán con 47 y 3º Alfredo López Gayol con 46.

En los 1958 y 1959 se organizaron en Boñar (Río Porma) y los dos años quedó campeón Bernardo Alonso.

En el año 1969 se celebró el último campeonato organizado por Educación y Descanso en Barco de Ávila (Río Tormes) en el cual una vez más se proclamó campeón Bernardo Alonso y subcampeón José Luis Rodríguez. Los leoneses fueron los segundos clasificados por Equipos.

También en el V Campeonato Nacional Federativo del año 1973 en Puente Candelas (Pontevedra), otra vez Bernardo se clasifica tercero.

También en los concursos de montaje fue premiado, como no, algunas veces fui a ver sus cuadros de moscas con una deliciosa presentación y una confección que envidiábamos..

Mi intención, nuestra intención es dar aconocer más la figura de esta gran persona (D.E.P.)

Nota.- Muchos datos de esta pequeña reseña son tomados de Libros y la fecha de su óbito de Internet, me gustaría que no hubiese equivocaciones, pero no tengo otra forma de exponer un poco des u vida.

V. Álvarez

En aquel momento, del V encuentro,  Altocea, formabas parte de la Junta Directiva.

No se si recordarás mis palabras, me acuerdo que te dije: En este Encuentro habéis dejado el listón muy alto, y será difícil mejorarle.

Lograsteis  dos cosas importantes:

1º Reconocer la labor del Maestro Bernardo, darle esos momentos de ilusión, que tenía merecida.

2º El tener ante nosotros al Jefe de Vida silvestre D. Javier Sancho Fernández, permitiendo que le hiciéramos preguntas y recomendaciones, que tristemente se fueron volando como juguetes del viento.....parodiando a Espronceda:

 Hojas del árbol caídas-juguetes del viento so: las ilusiones perdidas ¡hay! son hojas desprendidas del árbol del corazón......

En fin dejemos eso y remitámonos al Maestro, ver lo que dice Jesús (J.p Vara) aquellos ojos emocionados y el reconocimiento de quienes tratamos de seguir sus pasos.

Altocea tienes razón: al indicar, que seguramente se llevó con Él, mucho mas de lo que sabemos entre todos.

Una enseñanza quedó presente en este Acto, que se resume en este medio refrán:

"Vale mas andar a tiempo que rondar un año"

Contento como todos nosotros de que ese homenaje se le tributara en vida y lo pudiese disfrutar.

Saludos.

Hola a todos,

no se muy bien por donde empezar la respuesta a este post. Por el respeto que le guardaba, guardo y guardaré a D. Bernardo Alonso "Nardo", creo q lo mejor es poner unas bonitas palabras q escuché el día de su funeral, y espero q D. Álvaro Caballero me permita "refrescar mi débil memoria" con la lectura de su columna "La Liebre", publicada por entonces (Diario de León, domingo 27 de octubre), así como la osadía de poner un nuevo encabezado:

EL GRAN MAESTRO DE LA PESCA

ino la veda sin avisar y te pilló con la moruquera de madera abierta, los anzuelos mordidos en el bolso del chaleco y con una mosca por hacer. Una de esas con cuerpo negro y la pluma de La Cándana que tanto te gustaban; una de las miles de moscas que montaste, con las que enseñoreabas el sedal, mientras entretenías el compás de la muñeca en hacer garabitos para que se posara justo donde habías visto el reflejo irisado de la trucha. Mira, chato, cómo se riza justo ahí, a la sombra de la salguera, junto a las ocas; pesará por lo menos entre kilo y 850 gramos,  kilo y 900.

Y te metiste en el río sin dar recado para que fuéramos por el pan, que a Bernardo Alonso nadie le dijo nada de que no se pudiera ir a pescar al sereno. Y nos quedamos con la mesa puesta, las truchas en escabeche ahogadas en la cazuela de barro, las arquetas de los manzanos y los perales todavía pinadas sobre los caños, los palos de las judías sin recoger,los tenedores sin afilar, el ruido del parte de fondo y la previsión para mañana al caer. Chissss, Juli, el tiempo.

Se fue el Pesca con las botas altas dobladas por encima de las rodillas y la caña atenta para ver por dónde andan Berto, Pachín, Ángel el cura o Paco, ahora que el cabecero del pantano ya hace meses que pasó de la desembocadura del río de Abelgas. Te marchaste a buscar una tablada en la que tirar el anzuelo, mientras Julia hacía la comida,te dejaba las pastillas colocadas, y te hacía rabiar porque no callabas.

Pero tú volvías a la vez que fuiste campeón de España de pesca en mar; al invierno áquel en el que el abuelo se empeñó en que fueras a por tres perdices que encamaban por encima de la Cueva del Moro, sólo te quedaban cuatro cartuchos y te sobró uno; a la tarde en la que, con apenas ocho años, saliste con tu padre por encima del Fielato, te pidió que sujetaras la escopeta, salió una liebre y la mataste.

A la historia de un hombre bueno que tuvo que tirarle varadas a la vida desde pequeño para que no le llevara la corriente.¿Podré ir a pescar el próximo año?, preguntaste a final de verano. Sea pues,Nardo, vuelve al río, que el guarda sabe que llevas la cesta llena y la licencia en orden.

Me había pedido una persona -un amante de la pesca a la leonesa- al poco tiempo de su fallecimiento que escribiera algo, en mi opinión, sobre lo que esta persona había supuesto para la pesca en León. Así me puse a ello entonces creyendo fácil el encargo, dada su fructífera y extensa carrera a lo largo y ancho de los ríos de toda España. La realidad fue otra, y a día de hoy no he sido capaz de pasar de lo siguiente:

"Esta es la historia de un pescador, que empezó colocando fibra a fibra las plumas de los gallos para pescar truchas y llegó a ser el más fabuloso maestro artesano que nunca existió a la orilla de los maravillosos ríos de entonces..."