La temporada abrirá en la provincia el domingo de Pascua, cuando los visitantes ya han hecho las maletas, por lo que el impacto turístico se resentirá.

Desde el 15 de marzo, fecha en que se abrió la temporada truchera en la zona sur de Castilla y León, es decir, en las provincias de Ávila, Segovia, Salamanca y Valladolid, la afluencia de pescadores está siendo muy escasa. El resto de provincias tendrán que esperar al día 5 de abril, domingo de Pascua.

Este adelanto en la zona sur se justifica con la consideración de que en estas aguas el ciclo reproductivo de las truchas se adelanta de forma que para estas fechas ya ha eclosionado la hueva en los frezaderos y por tanto no se hace daño al pisar los fondos. En esta temporada la apertura en León coincide con las fechas posteriores a la Semana Santa, por lo que la afluencia del turismo que busca disfrutar con la pesca se resentirá. En todo caso los aficionados se preguntan si, ahora que mayoritariamente se pesca sin muerte, no sería posible abrir al menos los ríos regulados para evitar así los largos desplazamientos a otras provincias. También las vecinas comunidades gallega y asturiana han abierto ya y aprovecharán el tirón de la Semana Santa para atraer pescadores.

A pesar de que las provincias de Ávila y Segovia cuentan con tramos trucheros en los ríos Tormes, Alberche, Duratón, Eresma o Cega entre otros, los aficionados de León no acostumbran a solicitar cotos de pesca en estas provincias, próximas a la capital de España, ni tampoco suelen pescar en los tramos libres. Sí que suelen desplazarse a Asturias y, también a Galicia, donde resulta muy sencillo y barato conseguir cotos de pesca, especialmente en las provincias de Lugo y Orense. Los ríos gallegos, sin embargo, no son ajenos a la importante caída en las poblaciones trucheras que se viene produciendo en los últimos tiempos.

Si el tiempo es soleado, pescar en los ríos gallegos, de poco caudal y aguas cristalinas, resulta más difícil que en los días de lluvia.

Mejora la situación

La primavera ha entrado con temperaturas frescas, lo que está evitando un importante deshielo dada la nieve acumulada todavía en las montañas, por lo que se está manteniendo el caudal de los ríos que han discurrido bastante altos todo el invierno. Este caudal ha llegado a desbordar en febrero algunos cauces de montaña, especialmente en áreas donde la acumulación de nieve era notable, si bien se ha dejado sentir mucho menos en los ríos regulados pues la mayor parte del agua ha sido almacenada en los embalses que de esta forma han visto aumentar sus reservas por encima del 80%, y no lo han hecho más pues se está aliviando mucho caudal en previsión de deshielos primaverales. En la comarca berciana ha llovido algo más, pero la escasez de neveros ha reducido las crecidas situando los caudales en cotas habituales para esta época del año.

El mantenimiento del caudal de los ríos, a poco más de una semana de la apertura de la temporada, debe resultar claramente beneficioso para la pesca. Las crecidas del invierno han provocado que la corriente arrastre buena parte de la contaminación y restos orgánicos acumulados en los cauces que, de esta forma, se ven bastante limpios. También han movido los cantos rodados de los fondos, evitando la consolidación de lodos que «sueldan» las piedras evitando que se desarrolle bajo ellas la abundante microfauna que puebla los ríos leoneses y que constituye la principal fuente de alimentación de la trucha.

Es cierto que, a corto plazo, este alimento se reducirá al ser arrastrado y también que algunas frezas se habrán perdido. Al mantenerse los caudales las «pintonas» incrementarán su seguridad y serán menos vulnerables a la depredación, especialmente de los cormoranes. Cuando se abra la temporada la presencia de aficionados en los ríos distorsionará los hábitos pescadores de los cuervos marinos, muchos de los cuales finalizarán su ciclo invernante retornando a sus hábitats marinos.