El domingo, apertura de la veda en los ríos leoneses hasta el 31 de julio. Los treinta mil pescadores de la tierra se preparan para volver a lanzar sus cañas después de un largo paréntesis.

Desde una hora antes de la salida del sol del próximo domingo, día cinco de abril, comienza la temporada truchera en León. La mayoría de los treinta mil pescadores leoneses, junto con los forasteros habituales en estas primeras jornadas, se preparan para volver al río tras el largo paréntesis que supone la veda. La pérdida de licencias de pesca ha sido galopante. Según datos oficiales de las 180.000 que tenía Castilla y León en 2.002 se ha pasado a 100.000 en 2.015 de las cuales un tercio serían de León. La temporada que ahora se abre se presenta plagada de incógnitas que los pescadores irán desvelando a lo largo de los próximos meses, hasta el treinta y uno de julio con carácter general y el quince de octubre en las aguas reguladas. A lo largo del invierno los ríos han discurrido muy altos de caudal por la abundancia de precipitaciones.

El incremento de las temperaturas de mediados de marzo, unido a las lluvias que, aunque escasas, han contribuido al deshilo de la abundante nieve acumulada en las montañas, han incrementado los caudales de forma notable, lo que, a corto plazo, perjudicará la pesca con señuelos artificiales.

Otro problema en esta primera jornada será la acumulación de pescadores en algunos tramos libres, si bien la afluencia se ha reducido notablemente con la nueva Ley de Pesca. Encontrar truchas en actividad será, ciertamente, muy difícil.

Las previsiones en estos comienzos de temporada siempre son optimistas, especialmente después de una temporada en la que, salvo en los cotos, se ha pescado sin muerte, luego el tiempo se encarga de poner las cosas en su sitio. Es cierto que a lo largo del invierno se vieron bastantes truchas en la mayoría de los ríos, incluso hubo frezas espectaculares en los sitios de siempre, pero también hay que pensar que la actividad de los cormoranes ha sido importante, especialmente en algunos tramos del Porma, Esla, Órbigo y Sil, es decir: ríos regulados.

También hay que pensar que los aficionados acuden a los lugares tradicionales, puentes, tabladas y raseras donde se ponen las truchas. De esta forma se pueden sacar conclusiones equivocadas.