A la vuelta de las vacaciones, supongo que es momento de compartir las experiencias que he tenido fuera de León. Hasta ahora siempre he hecho explicita matización de que soy pescador de trucha, con mosca “a la leonesa” y SOLO en los ríos de León. Yo que sé, son tonterías mías en fidelidad a mi tierra que me llenaban de orgullo.La temporada pasada ya rompí con esa fidelidad pescando fuera de León e intentando varear el látigo de seca (no doy para más). Este año no solo he repetido sino que he abundado. Como ya comenté en algún post he regresado a pescar en los Pirineos y si el pasado año la experiencia fue positiva, éste ya ha sido la repera.
Son ríos muy bonitos, con aguas puras y cristalinas (alta montaña), estrechos de no más de 4 metros, con arboles y vegetación, pero que te permite sobradamente la acción de pesca y en muchos tramos, a estas alturas de temporada, todavía hay que ir “abriendo senda”, con lo que esto significa. Muchas zonas de corrientes, otras de cascadas y pozas con buenos remansos.
Me ha sorprendido la cantidad de trucha. Según los lugareños, ni la décima parte de la que tenía hace 10 años. Según mi opinión ya quisiéramos que el Curueño, el Torío, o el Omaña tuvieran la mitad de las que allí vi. Claro, que en 20 días solo me he tropezado con un pescador y supongo que eso influye. Nada que ver con las romerías en los ríos leoneses. El tamaño de la trucha no es exagerado, la captura más grande apenas pasaba de los 30 cms, pero sí hay bastante de la medida. Y la bravura, algo espectacular, cómo tiran, qué combativas son las jodias.
He pescado tramos con y sin muerte. En ambos siempre he conseguido divertirme de lo lindo, solo un día no rasqué bola, eso sí, con unos cuantos revolcones. No he querido sacar cotos porque ya bastante de sí me ha dado en las zonas libres, quizá el próximo año, ya que cuentan que los cotos son un continuo “tirar y sacar”. Son caros: 14.5€ con muerte y a 4,5. los sin muerte.
Por allí (como ya en casi todos los sitios) se suele pescar mayoritariamente con mosca seca o con ninfa y poco a cucharilla (que en los TLSM está prohibida). Me acordé mucho de Lachis y de Chema porque el cebo también está cada vez más “perseguido” y proscrito. La pesca a la leonesa también parece estar a extinguir. Ahí tuve mi ventaja. Parece que las truchas nunca hubieran visto las moscas ahogadas (o quizá es que las que uso son muy buenas). Solo llevé 8 moscas (no están permitidos más de cuatro mosquitos en la cuerda). Los primeros días, yo creo que más bien por la novedad y la rareza, que se volvían locas subiendo a morderlas y tragarlas hasta el fondo; los últimos ya desconfiaban bastante más, entre otras cosas porque el caudal del agua se quedó en 1/3. Hubo que afinar mucho y pescar de muy lejos.
Me ha sorprendido la reglamentación de qué hacer cuando dos pescadores se encuentran pescando el mismo tramo: hay que respetarse, mantener una distancia mínima de 25 metros y si la anchura del río lo permite se puede pescar simultáneamente cada uno una margen, teniendo preferencia el primero en llegar. El año pasado coincidí con algún pescador y me sorprendió la actitud cordial. Después de la charla de rigor, qué tal, de dónde vienes, con qué pescas y tal, pues me invitaban a pescar a la par, cada uno por una orilla. Y lo curioso es que al terminar es costumbre regalar al compañero la mosca con la que has venido pescando. Me pasó dos veces. Una actitud positiva y generosa.
También está reglamentado la preferencia de la pesca sobre otra actividad lúdica en sus aguas (rafting, etc.). Que tomen nota quienes tienen la competencia en CyL (que quizá sean incompetentes).
Hay dos días a la semana (miércoles y jueves) que no se puede pescar en los tramos con muerte; en los sin muerte se pueden pescar todos los días (cosa lógica, entiendo yo).
En fin, puedo decir que me he “aburrido” de tanto pescar. El próximo año sin falta volveré.
Un saludo.