Cuando era pequeño, tuve la suerte de pasar una tarde de pesca absolutamente inesperada que me dejó totalmente sorprendido hasta el día de hoy.
Tendría yo como 12 o 13, años cuando ibamos en Semana Santa y en San Juan, con los amigos pescadores de mi padre, a pescar a la zona de Cabuérniga en Santander. Ahí fue donde me enseñaron a pescar a pluma, en los cotos de Rozadío y Lamasón y en el rio Vendul.
En esos años,mi contacto anual con el río se reducía a esa ida y vuelta de pesca en Santander.
Uno de esos veranos, tras volver de Santander mi determinación a continuar pescando en Asturias o donde fuera, era total, de manera que cuando mi padre anunció una visita familiar a su tierra, a Galicia, no dudé en meter de cualquier manera mis bártulos en el maletero del coche.
Una vez en Galicia y ante mi insistencia, mi padre se lo comentó a su hermano y este le dijo, no te preocupes luego hablo con Alfonso "Moca" y que lo lleve de tarde...
Después de comer churrasco, cocido ,churrasco y cocido otra vez, como a las 6 de la tarde logré que me llevaran a con el famoso Alfonso.
Me llevé una profunda decepción cuando vi a Alfonso, un vieyu recién levantado del catre fediendo a vinu... algo nada estilizado, lo más lejano a la imagen de un pescador tipo guy roques, que puedas tener en tu cabeza.
Bueno dejando aquello atrás lo importante era ir al río, ya me las apañaría yo solo una vez alli.
Alfonso cogió sus bártulos, una caña kali gris clara de mar como de 4 m con el puntero partido por la mitad con la 2a anilla un poco detrás de la punta rota, sin carrete. Un poco de hilo y una cajita de anzuelos mustad... Pffff pensé yo.
Montamos en el 4L y pal río..., empezamos a subir de altura, y subimos, y subimos. Y yo pensaba, ¿cuando empezaremos a bajar al río?.
En medio de unas praderias en lo alto de una loma, Alfonso para el coche y dice, aqui vamos a coger el cebo.
Salimos del coche y me dice, ala a coger saltones. Yo empecé a coger saltamontes y a darselos. Este no, decía el, éste si... yo ni idea.
Unos 20 saltamontes después, me dijo, ya son suficientes, vamos.
Mi sorpresa fue cuando un par de kilometros más adelante, Alfonso para en coche y dice, aqui.
Ahi me vine abajo, menudo fraude, ahi no había río alguno.
Salimos del coche, mi incredulidad era total.
Alfonso cogio su caña y sus cosillas, incluido el bote de kodak con los pobres saltamontes (sin patas traseras, eso lo recuerdo), y empezó a montar.
Alfonso ató el sedal al mango de su caña y lo pasó por todas las anillas hasta la puntera y lo llevó de nuevo de la puntera rota hasta el mango. Ahí ató un anzuelo y en el anzuelo puso un saltamontes.
A continuación nos dirigimos al "río". Empezamos a caminar por aquella pradería hasta llegar a la linde que separaba un prado de otro. Aqui, dijo Alfonso. ¿Aqui? Dije yo. Si, aqui, ¿no oyes el agua?. Y efectivamente por dentro del matorral que hacía de linde entre los 2 prados, corría algo menos de un regato, menos que un arroyuelo. Por supuesto el agua no llegabas a verla nunca ni de broma.
Acto seguido, Alfonso empezó a tirar del sedal a la altura del mango como si de una cola de rata se tratara, hasta que colocó el anzuelo con el saltamontes, en la punta de la caña en la 1a anilla. Luego introdujo la punta de la caña por un agujerito entre la maleza, del tamaño de un puño cerrado o menos.
A la 3a, Alfonso saca una trucha.
Primero una, al ratito otra, y otra y otra mas, asi hasta 6.
A día de hoy, no puedo expresar la sensación que tuve cuando vi salir de aquel agujero de maleza, la punta de la caña con una trucha revolviendose. Me pareció algo más que mágico.

Hace poco que volví por Galicia después de muchisimos años y pregunté por Alfonso. Desgraciadamente había fallecido, aunque me enteré de que fue el maestro de mi primo Anxo.
A él también le llevo a pescar ahí y aprendio a sacar asi como os cuento.
Lo unico malo es que según mi primo, ya no hay trucha ahi...
Aunque me gustaría ir a comprobarlo por mi mismo y algún día iré.
Tengo que decir, que no he visto una pesca mas bonita que esa, ni la mosca ni la pluma ni nada de nada.
Alfonso da fragueira, "moca", maestro pescador.

Precioso recuerdo. Que coincide con lo que hace muchos años me dijo un pescador de saltamontes de los prados....de esos color verde.

Jejeje, Venancio, tu no me conoces, pero yo he leido casi todo lo que has escrito por aqui.
Esos relatos vuestros son los que me han animado a compartir este recuerdo.
Sabía que lo apreciarías.
Encantado de saludarte personalmente.
Ese día de pesca siempre será como una especie ensoñación debido a lo sorprendente del sitio y por supuesto a lo efectiva que era la técnica, todo sumado a que nunca mas volví a ver, ni mucho menos oir a nadie hablar de nada parecido.
No pierdo ocasión de contar esta historia cuando tengo la oportunidad de hablar con pescadores que se que la van a apreciar.
Es mejor historia que el último monstruo de río que pillé en karadijistan... jejeej
Un saludo.

Era una pesca preciosa.Aún me toco disfrutarla bastante y efectivamente tenia esa magia que tu dices. Lo de quitar las patas nunca lo vi aunque si otras cosas y trucos imposibles ya de repetir. Tuve la enorme suerted e compartir alguna jornada con el autentico maestro de esta pesca,. Benito el del Herrero natural de Prioro y residente en Taranilla. Era una virguería lo que hacia con los saltamontes.

En temporada cerrada (finales agosto y septiembre) bajaba de niño con unos pocos al sereno y los tiraba para ver como subian a por ellos.

Me alegro que os haya traido recuerdos. Como dice Venancio, una buena leccion, de pesca y de humildad.
Saludos.

Altocea, en la caída del canal en Villamartin de Don Sancho el saltamontes hizo mucho daño...deportivo y arte pero mucho daño hizo. Me imagino que esa zona la controlarás también bien.

No te creas.Me cuesta pasar de Almanza para abajo, alguna vez voy pero no mucho. Si, la verdad es que era demoledor, también había que saber manejarlo, solas no salian al prao.