NOTA: este post que abro es, como dicen en las redes sociales, solo por diversión, una reflexión sin trascendencia mientras llega el inicio de la nueva temporada

Y es que parece que la pesca es maravillosa, estupenda, idílica... pero estoy seguro de que hay aspectos de la misma que no nos gustan tanto, ya sea por rutinarios, por engorrosos o por lo que sea.

Obviando las charranadas que nos hacen desde ciertas administraciones, que ya sabemos que eso no le gusta a nadie, mi pequeño listado empieza por los madrugones, porque literalmente, odio madrugar, pero a veces la pesca lo exige.

Tampoco me gusta demasiado el rato que hay que emplear en montar el aparejo, la mosca, la cucharilla... para la pesca soy demasiado impaciente, y se que es un defecto a corregir, porque las prisas no son buenas. Una vez me quedé sin la única cuerda que tenía por atarla mal: salió volando diciendo adiós para siempre.

Claro, que una de las cosas que más detesto es que me suene el móvil en medio del río; lo bucólico de esta afición se diluye irremisiblemente.

Y qué decir de cuando llega el momento de plegar velas y enfilar para el coche. Eso supongo que no le gusta a nadie. Y como encima no hayas sacado nada...

Y llegados al coche, no se vosotros, pero lo de quitarme el vader (es de neopreno con bota) cada vez lo llevo peor. A veces me digo que solo por no pasar ese trago dejo la pesca.

Y para acabar, lo que se lleva la palma de las cosas que no me gustan de la pesca, es el hecho de llegar derrengado a mi casa (soy un poco flojo, qué le voy a hacer) y acabar cabreando a la jefa porque la siesta se prolonga demasiado.

En fin, supongo que para contrarrestar estas pegas, tendré que acostarme a las ocho de la tarde del día anterior, dejar montados los aparejos durante la semana, dejar el móvil en el coche, decirle a mi mujer que tengo un viaje de negocios y tirarme todo el fin de semana pescando, pagarle 5 euros a alguien que pase por allí para que me quite el vader y meterme una sobredosis de Apiserum para no caer frito en el sofá.

Aunque es en estos momentos de espera para la nueva temporada, en los que me gustaría poder estar quejándome de todo lo anterior.

Un saludo

Yo lo que odio es que haga de noche, los dias de sereno, algo logico creo.

Tambien odio a la gente que no es respetuosa y deja el rio echo una mierda, y a los domingueros que no respetan nada y ellos mismos o sus perros molestan a los pescadores.

Tampoco me gusta que despues de varias temporadas sigan si pedirme la licencia, y sin ver a ningun guarda por el rio (por que en los coches por la carretera me cruzo a muchos).

Yo es que no suelo madrugar. Lo que más odio es llegar a pescar y ver a Nogalani quitándose el vader!
Saludos

Anda, bribón, di la verdad ¡jajaja!

¿Y qué me decís del tiempo que perdéis cuando se os enreda el aparejo?
A mi eso si que me saca de mis casillas, sobre todo porque siempre ocurre cuando estas viendo a esa bonita pintona cebarse en la otra orilla, y cuando por fin has conseguido desenredar esos nudos dignos de un alpinista, no encuentras ni rastro de la pintona.

Un Saludo

Nogalani..........Locooooooooooo

No me gusta el viento ni la niebla, no me gusta la tormenta, los enredos y resbalones. No me gustan los cotos ni las presas. No me gustan los alambres de espino ni encontrarme basura. No me gustan los ansiosos y los que no cumplen las normas...y no me gusta que al compañero se le olvide la bebida en el coche.

Saludos

Nogalani, a mi lo peor no me ocurre al quitarme los wader, lo peor es que al acabar de armarte y a la orilla del rio viendo cebarse una trucha te entre el apretón y tengas que quitarte todo el disfraz de pescador y buscar un sitio resguardado para ponerte a tus labores rezándole a todos los santos para que no haya moscas, ortigas, zarzas, para no manzharte un tirante del wader, mantener el equilibrio, que nadie moleste en el momento... y porque en alguno de los 56 bolsillos del chaleco-fashion haya clínex.

Ya si cuando vuelvo al rio me encuentro a Jarupi lanzándole a la trucha, no te digo el mosqueo que cojo!!