Ayer, 23 de abril, día del libro entre otras cosas para esta comunidad, llegó a mis manos un libro q por ahora es la mejor captura de la temporada. Os pongo un extracto de uno de sus capítulos, el dedicado a la trucha, en el q el autor plasma de forma maravillosa muchos de los temas q pululan por esta web...
"...
Las cinco de la tarde. La hora de la trucha. Afincada en las torrenteras, en los hontanares, allí donde el agua compite en pureza con la nieve, permanece posada en el lecho del pozanco confundida con los guijarros. Durante larguísimos tramos del año, su mundo se reduce al aguardo de los bichejos que desciendan al venero para saciar su sed con una gota de agua, o a los que un turbión de aire precipite sobre la superficie de cristal.
¡Cómo ama la trucha los caños altos, las caídas espumeantes del agua en escaleras de roca, las rebalsas del cauce cuando se lanza por los despeñaderos buscando los valles! Le gustan especialmente estos hoyones, en los que el torrente parece descansar un momento de su viaje alocado y tomar aliento antes de salir nuevamente por el embocadero. En ellos el líquido se queda como petrificado, regodeándose en su propia transparencia verdosa, lupa que agranda el diminuto pedrerío del fondo.
A la trucha le encantaba antaño deslizarse ladera abajo con las aguas, asistir a la curiosa mutación del reguero bravo en corriente bonancible, al tiempo que el paisaje hacía lo propio, y las cuchillas encumbradas se trocaban en vegas agradecidas. Daba gusto recorrer entonces con parsimonia los meandros del curso, muy ricos en materias nutricias, y remontar más tarde el curso, cuando la freza, que requiere las aguas cortantes de las alturas.
Tuvo que renunciar a esta costumbre, pues el viaje excitante venía convirtiéndose en algo parecido a una exploración llena de incertidumbres. Muchos parientes, al regresar río arriba se toparon con enormes e infranqueables murallones, las presas, muy distintas a aquellos pequeños azudes que aparejaban otrora los hombres para fabricar luz y que podían ganarse de un salto. En las nuevas se pone coto definitivo al río y no se vuelve a ver la braveza de las fornidas aguas cimeras. Y lo peor para la trucha es tener entonces que compartir el habitáculo con los peces de aguas calientes, los lucios, los barbos, las bogas, incapaces de subir a lo recio, envidiosos de la trucha común que desde los altos les mira con desprecio.
Más aún le molesta tropezarse con la trucha arcoíris, singular prima de otras latitudes y tan blanda de bríos como avariciosa con el alimento, que parece que ha venido al mundo de los vivos a engordar y hacerse larga como una vara de sauce, de las que acarician la corriente. Desdeña la trucha a esta fofa arcoíris que sólo tiene en común con ella el nombre y por lo demás son tan incompatibles que sólo por no ventearla se queda aupada en sus cantones de los neveros.
Con todo, lo que más quiebra a la trucha, lo que la azoga profundamente hasta el punto de odiar el río en cuanto éste abandona los despeñes es ese tufo que de trecho en trecho se le viene a la boca y le descompone los interiores. Ignora el origen y la causa de la pegajosa pestilencia, pero cuando navega por aguas no muy claras, la sola posibilidad de que comparezca de improviso le mete el repeluzno en el cuerpo. Y no sólo es la honda desazón que tal sustancia le produce, sino que las cosas van a mayores, pues nada infrecuente es la vista de un arroyo repleto de flotantes cadáveres de peces sofocados por la contaminación. Poco pueden hacer los seres del río cuando el fantasma de la muerte avanza en silencio. Ni los peces, ni los insectos acuáticos, ni el plancton fluvial logran resistir la acometida, que deja a su paso un rastro estéril y desolado, mientras las aguas marchitas continúan culebreando hacia la desembocadura.
Por todas esas razones la trucha no puede ser vista ya en ninguna otra parte que no sean los ruidosos rabiones de las gargantas y serrijones, en el áspero universo inaccesible para los peces acomodaticios y para las industrias que cambian el mezquino y particular beneficio por el perjuicio causado al común de la Humanidad.
..."
Perdón por la extensión, pero creo q el tiempo para su lectura está más q merecido. A cambio, a modo de adivinanza, a ver quien sabe de que libro está sacado y cual es su autor.
Un saludo.